2/5/18

Caminar a Santiago de Compostela en clave misionera... Camino de Santiago Misionero


Caminar a la tumba del apóstol Santiago con misioneros tiene un matiz particular. Redescubrir la pasión por la misión es redescubrir la persona de Cristo y la pasión de Cristo por la humanidad. Misioneros de diferentes orígenes, diferentes familias religiosas, diferentes culturas, diferentes sensibilidades, pero cada cual llamado a vivir la misión como la única razón de seguimiento de Cristo y amor por los demás.
Manoli García, franciscana misionera de María; Mari Jose Soriano, laica misionera, casada con tres hijos y voluntaria de la Delegación de Misiones de Teruel, Martino Han, misionero de la Consolata y coreano; Eduardo Tchipolo, misionero espiritano y angoleño, Ivanildo de Sousa, misionero javeriano y brasileño. Diferentes continentes y una llamada, diferentes experiencias y un mismo sentir, diferentes estados de vida pero un único corazón. Junto a ellos tres profesoras, con entusiasmo misionero, una de ellas, laica misionera de Jesús María y José. Éramos nueve, un grupo pequeño pero con una cosa en común: Cristo y el caminar juntos a Santiago de Compostela en clave de misión “Ad Gentes”.
Vale la pena recordar que la palabra apóstol proviene del griego apostellô “απόστολος enviado, emisario, delegado oficial encargado de una misión, no una simple persona que propaga una doctrina o se dedica a una causa, embajador de Cristo Resucitado.
Escuchar y sentir como la misión confiada por Cristo a su Iglesia a través de sus apóstoles: Id y anunciad la Buena Nueva a toda creatura, está aún vigente y además con los matices diversos de nuestra época, la misión no es sólo en una dirección: de Europa al resto del mundo, sino del mundo para el mundo.
Para ello, unirnos al camino de otros tantos que caminan ha sido una manera sutil de redescubrir el estilo de la misión: itinerante, disponible, confiada, humilde, atenta y al compás de la climatología: lluvia, sol, viento, frío, calor y con estados de ánimo diversos: alegría, ánimo, entusiasmo, cansancio, fatiga, esperanza, encuentro, etc.
Rostros hermosos de acogida ya sea en Pontevedra, Caldas de Reis, Padrón o Santiago, o durante el camino en que se oía “buen camino”. Carmen en el Santuario de la Virgen del Peregrino en Pontevedra, donde iniciamos nuestro Camino; Carmen, María Dolores y Don Enrique en Padrón; David, delegado de Misiones de Santiago; Miguel de la Mata, guardián del convento de San Francisco; Lourdes y Marisa que se han desplazado desde Vigo para estar con nosotros y llevarnos una rica empanada, franciscanas misioneras de María. En fin, todos han contribuido para vivir en clave misionera este camino. Sin olvidar la naturaleza gallega y la acogida en la Catedral de Santiago, donde seguro que todos nos hemos regalado del abrazo al apóstol y el poder orar en su tumba, donde en silencio expresábamos nuestra oración. Celebrar la Eucaristía con tantos otros peregrinos y como decía Martino, observando en la Plaza del Obradoiro: “mucha gente tan diversa, de países, culturas y ambientes” una gozada de universalidad y de alegría, todos muestran su gozo al llegar, después de muchos kilómetros de Camino.
Lo nuestro, vivir con alegría y entusiasmo nuestra vocación misionera de ir a Anunciar a aquellos que aún no han tenido la gracia de conocer a Cristo. Y abiertos al mundo que nos invita a dar a conocer la alegría que llevamos dentro.
Esta iniciativa intercongregacional misionera marca una huella que desea revivirla con otros muchos “caminantes” para una próxima vez.

Rolando Ruiz Durán sx
Misionero Javeriano

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