26/8/17

Tenemos nuestras manos... Ceuta

Después de lo vivido con los migrantes en Ceuta me encuentro con sentimientos enfrentados. Siento rabia e impotencia al saber que, en muchas ocasiones, mis amigos africanos no serán bien recibidos al llegar a la península. Que mucha gente verá un muro que nos diferencia. Un muro que no existe. Pero, por otra parte, me siento tremendamente bendecida. Por haber aprendido de lo que es realmente importante, por lo compartido, por el acompañamiento, por las historias, por las canciones y los bailes, porque he podido ver que cada uno es dueño de su pasión y que para conseguir lo que quieres no es necesario que sea fácil, sino posible. Y en esta balanza gana lo bueno. Por mucho.

“No tenemos la solución a todos los problemas del mundo en nuestras manos. Pero frente a los problemas del mundo, tenemos nuestras manos.” Para derribar prejuicios, para escuchar al que no tiene voz, para regalar una sonrisa cuando se necesita. Porque, aunque el campo de trabajo haya acabado, el camino continúa. Lo que hemos construido durante estos días sigue creciendo.
Y todo esto no habría sido ni parecido sin mis compañeros de viaje. He tenido la inmensa suerte de conocer personas capaces de sacar lo mejor de cada situación. Gente joven, pero sobre todo, de espíritu joven. Gente atenta a cada detalle. Gente que te saca una sonrisa casi sin querer. Gente que comparte, que regala. Gente capaz de mover montañas. Gente que te enseña que hay que batallar cada día. Gente que escoge las palabras exactas para cada instante. Gente enamorada de la misión. Gente que acompaña casi sin que te des cuenta, pero que resalta más que cualquiera. Gente que endulza momentos. Gente sencilla, gente de Dios. Así que por todo esto (y por mucho más), gracias. Gracias por la aventura.

Paula María Arizcun Zúñiga - Pamplona

0 comentarios :

Publicar un comentario